domingo, 14 de enero de 2024

El sueño de Dominic

Tras el éxito obtenido el año pasado con el cuento titulado "¡Chas!" este año he repetido con este otro. Esta vez, el tema era "inclusión y medio ambiente". 

Ahí va:



El sueño de Dominic



En un lugar recóndito del África Central. 2003.


Hacía unas horas que se habían apagado los motores. Un silencio bullicioso de humedad y vida volvía a llenarlo todo,  como si nada hubiera pasado, como si los bulldozers no acabaran de  rasgar con sus zarpas aquel bosque milenario. Una herida roja y profunda de barro y raíces sangrantes palpitaba  ante la mirada entre incrédula e indiferente  de monos, serpientes y otros habitantes de la selva. Dominic y los suyos, sin embargo, sí sabían qué significaba todo aquel desastre. Desde que llegaron las primeras máquinas que taladraban la tierra dos años antes todos decían que iban a abrir una mina para extraer la piedra negra. Cuando empezaran a machacar y lavar el mineral, el fértil valle en el que familias como la suya vivían de la mandioca, el  café, el azúcar, quedaría cubierto de un lodo negro que arruinaría sus tierras para siempre. Eso contaban que había pasado en valles vecinos.  Su padre y otros como él habían protestado ante aquel atropello, pero los soldados se los llevaron y nunca más se supo de ellos. Esa noche, Dominic sintió que aquella herida de la tierra  se abría en su pecho con tal violencia que el grito que salió de su garganta acalló por unos instantes el estruendoso fragor de la selva.



Isla del Hierro. 2005


Por primera vez desde hacía mucho, al sentir la ropa seca y el abrazo de aquella mujer joven que lo miraba con ternura, Dominic se echó a llorar. Lloró durante mucho rato, hasta que los sorbos a un tazón de sopa caliente consiguieron serenarle. Cuando le preguntaron su edad, dijo que tenía 13 años, aunque no estaba muy seguro. Desde que tuvo que abandonar el poblado, su vida había sido tan desgraciada que  sobrevivir día a día e intentar salir de aquella miseria se habían convertido en su única y agotadora ocupación. Al poco, empezó a notar que el aire salado ya no le quemaba la garganta y vio que el sol volvía a brillar en el horizonte con aquella luz que le recordó a la que iluminaba la plaza de su aldea a la hora del recreo. Sí. Ahora podría volver a pensar en el futuro otra vez.



París. 2023


Agencia EFE.  El Dr. Dominic Rêveur, que dirige el departamento de desarrollo de  materiales para las nuevas tecnologías y el medio ambiente del prestigioso instituto INTCZ, cuyos laboratorios principales se encuentran en Zaragoza,  presentó ayer ante la comunidad científica los alentadores resultados que están obteniendo con los nuevos materiales sintéticos a base de carbono y sílice que sustituirán muy pronto a los que hasta ahora se extraían de minerales como el Coltán, que tantos desastres humanos y ambientales han generado y todavía generan en muchas regiones del mundo, principalmente en el África Central. 



Vuelo París Beauvais-Zaragoza. Horas más tarde


Dominic, reclinado en su asiento del avión, repasaba la parte final de la nota  que le habían pedido desde el Instituto para enviar a los medios:


…“Los avances científicos pueden ser y serán de gran ayuda para lograr un futuro mejor para la sociedad y el medio ambiente,  pero si estos avances no van acompañados de unas políticas valientes que favorezcan la verdadera cooperación y la paz entre los pueblos de la tierra, de muy poco servirán. Mientras nuestros dirigentes se dejen llevar por el egoísmo y los intereses económicos  en vez de dedicar su esfuerzo a luchar por la solidaridad entre las naciones y por la igualdad entre todas las personas, de poco valdrá todo el trabajo que muchas de estas personas hacen en el campo de la ciencia para que nuestros hijos puedan vivir en un mundo mejor, más humano y sostenible”.


Cerró el portátil y cogió el móvil. Había prometido  a su madre que la llamaría cuando acabara el acto y, con la vorágine de entrevistas y felicitaciones, todavía no lo había hecho. La pantalla negra reflejó su rostro cansado. Y durante un breve instante creyó  ver que los ojos que le miraban eran en realidad los de aquel niño asustado en medio de la selva. Miró por la ventanilla y allí seguía aquella mirada que ahora empañaba una lágrima  mientras la herida roja del atardecer se cerraba en horizonte.


― Hola mamá. 


― Si. Todo ha ido bien. 

Blogger Tricks

domingo, 3 de septiembre de 2023

Caminar o correr, esa es la cuestión.

De haber nacido hombre de armas en la Edad Media seguramente hubiera tenido la funda de mi espada hecha unos zorros, pero no por mi fiereza en combate, no es lo mío, sino por la de veces que me la habría tenido que envainar. Veréis por qué digo esto.

Si alguien ha seguido en este blog  mi pequeña trayectoria en esto del correr, sabrá que al principio ensalcé las virtudes de mi flamante Garmin, uno de los primeros relojes con GPS, para, al poco tiempo, renegar de su uso aduciendo que era más el estrés que me provocaba estar pendiente del aparatito, que lo que realmente me aportaba. También hice al poco una encendida soflama sobre la superioridad del trote frente a la caminata

Pues bien, respecto a lo primero, después de diez años sin ningún tipo de gadget, he vuelto a caer. En mi defensa diré que no ha sido por iniciativa propia, sino porque me  regalaron para  mi cumple uno de estos nuevos relojes deportivos que abultan lo que uno normal y te dan hasta la hora. La cosa es que desde que lo tengo me he habituado a llevarlo puesto todos los días en vez de el reloj clásico, creo que porque me reconforta ver que prácticamente siempre supero holgadamente el 100% de actividad física diaria recomendada. Uno es así de simple.

Y en cuanto a lo de correr o caminar, que es lo relevante, tengo que decir ahora que gracias al relojito este he descubierto que los beneficios que obtengo de la actividad física no dependen tanto de la intensidad del ejercicio como de la distancia recorrida. Es más, por lo que me dice mi reloj tras registrar dos sesiones de entrenamiento con distancias similares, caminar a buen ritmo 10 km quema mucha más grasa que si hago esa misma distancia corriendo:




No me creo a pies juntillas lo que dicen estos cacharros, sobre todo en las variables calculadas como las calorías quemadas y demás, pero aunque los números no sean muy precisos, al menos las tendencias supongo que sí tienen su fundamento. 

Pero es que aparte de los datos anteriores, que como digo pueden ser cuestionables, lo que también he notado es que desde que subo caminando a trabajar todas las mañanas, unos cuatro kilómetros, me encuentro tan en forma o más que cuando salía a correr tres o más días por semana (ahora salgo  una o dos veces). 

Que cada cual extraiga sus propias conclusiones.

 

domingo, 9 de julio de 2023

Un cinco no es suficiente

Uno se las da a veces de cultureta con criterio hasta que la realidad te agarra por los hombros y te dice: "Pero quién te has creído que eres, chaval". 

Eso me pasó más o menos aquella noche. Veréis. Habíamos acabado de cenar pronto y pensamos en ver alguna película. Solo quedaba decidir cuál. Casi nada. Mucho antes de que las plataformas llegaran para hacernos la vida más fácil y feliz, ¡Ja! te podías pegar un rato zapeando entre canales buscando algo interesante sin encontrar nada, sí,  pero ahora... ahora la cosa es mucho peor. Como las opciones son infinitas, si no tienes muy claro qué es lo que buscas, algo de lo más habitual al menos en mi caso, el fiasco está prácticamente garantizado. Y ya si estás tres o cuatro para ponerte de acuerdo, lo normal es no llegar a ningún consenso, obligando a los más prudentes a retirarse a sus aposentos antes de acabar a malas mientras tú acabas solo en el sofá amodorrándote con uno de los episodios de Viaje al centro de la tele. Tanta gaita para volver a La Primera y encima para ver lo mismo que veíamos en el siglo pasado. En fin. 


Pero ese día sí tenía una idea concreta. Un amigo me  había recomendado  "Cinco lobitos", película bien valorada por crítica y público por lo que enseguida hubo quorum y le dije a mi hijo que la buscara sin más. Vale. Con poner "cinco", será suficiente, convinimos ingenuamente los dos. Efectivamente, al momento nos aparecieron unas cuantas pelis que incluían ese numeral en el título, entre ellas la que queríamos, claro. 

El problema es que justo al lado nos apareció una cuyo título nos llamó poderosamente la atención: "El ataque del tiburón de cinco cabezas". Con ese nombre estaba claro que se trataba de un subproducto de ínfima calidad. Pero, no sé cómo, una mezcla de curiosidad y olor a sangre debió de nublar nuestro sentido común. Un rápido vistazo a Filmaffinity un 2,2 sobre 10 tenía de valoración―, nos terminó de convencer y dejó al descubierto nuestro lado más friki: una película tan mala merecía una oportunidad, nos dijimos. Y he de decir que la cinta, que visionamos de principio a fin los tres que estábamos en casa, cubrió totalmente nuestras expectativas. 

Días más tarde, ya recobrada en parte la cordura, vimos por fin "Cinco lobitos" y nos gustó mucho. Una película totalmente recomendable. Pero no sé por qué me da que después de leer esto habrá quién ponga "cinco" en el buscador y no pensando precisamente en los últimos premios Goya. No pasa nada. Hay momentos para todo.

martes, 20 de junio de 2023

Solo para adultos

Desde que los chicos son mayores, solemos, mi mujer y yo,  pasar unos días tranquilos en la playa a primeros de junio, cuando todavía puedes pasear por la orilla sin hacer equilibrios para no pisar a nadie. Se está bien, sí, aunque últimamente, serán cosas de la edad, empezaba a importunarnos demasiado la algarabía constante que montaban los críos en los hoteles a los que íbamos; en el comedor, en la piscina, por no hablar de las diabólicas actividades de animación con canciones infantiles a todo volumen que, curiosamente, solían empezar justo a la hora de la siesta. No podéis ni imaginar las estrofas alternativas que se me ocurrían en ese delicado momento cuando empezaba a sonar el "Veo veo, qué ves...". Así que este año, antes de que la cosa fuera a mayores, decidimos buscar un hotel "sin niños".   

Y por lo que pudimos ver, no éramos los primeros en relacionar relax vacacional con ausencia de chiquillería corriendo o berreando a tu alrededor: la oferta de este tipo de establecimientos es sorprendentemente abundante. En realidad, parece ser que no es legal prohibir el alojamiento de familias con hijos pequeños en ningún hotel de cualquier categoría, pero la sola recomendación "para adultos" junto con  la inexistencia de piscinas de chapoteo, tronas, menús infantiles, etc., suelen disuadir al más despistado. Total que reservamos nuestra escapada romántica en lo que parecía, por las fotos,  un hotel idílico especial para parejitas. ¡Qué emoción!


Una de las  imágenes promocionales de la cadena de hoteles con la etiqueta "solo para adultos" en la que nos hospedamos. 


Nada más llegar, para hacer hora mientras nos preparaban la habitación, nos fuimos a la piscina a refrescarnos un poco. Y sin necesidad de tocar el agua nos dimos un buen baño, pero de realidad. La media de edad rondaría los 70 años. De repente estábamos en una especie de previo de los viajes del Imserso muy distinto del glamuroso pack vacacional que creíamos haber contratado.  Me voy a dar un chapuzón, dije. Pues yo me voy a tumbar un rato al sol. El agua estaba agradablemente fría y las tumbonas eran magníficas.

Queríamos tranquilidad, y la tuvimos.  A paladas.  Y no teníamos nada que alegar. Elegimos un hotel solo para adultos, y aquello lo era. En vez de carritos de bebé, había andadores y sillas de ruedas. Al fin y al cabo, es lo que probablemente nos tocará utilizar en unos años. Y ya puestos, más vale ir haciéndose a la idea.

En fin. Un ejemplo más de cómo el devenir de la vida lo va poniendo a uno en su sitio, unas veces con  sutileza, otras bruscamente, pero siempre de forma inexorable. Da igual las ideas y fantasías que uno tenga en la cabeza. La vida  manda.

Aparte de todo, estuvimos de maravilla. Y es que, independientemente de la edad que uno tenga, si se tiene la suerte de tener más o menos para vivir y algo de salud, tanto si estás en tu pisito,  como en un hotel de lujo o incluso en el pueblo con los suegros, esto de estar por el mundo, no me digáis que no,  sigue siendo de lo más entretenido. 

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domingo, 12 de febrero de 2023

El jilguero y el Kindle

Hace ocho años una buena amiga de mi mujer le regaló este libro acompañado de una cariñosa nota manuscrita (por la que he sabido lo de los años). En ese tiempo, ambos, mi mujer y yo, hemos hecho algún intento de abordar la lectura de esta monumental novela, pero para enfrentarse a un tocho de casi 1200 páginas, hay que tenerlo muy claro. Y como siempre había  otras lecturas más ligeras a mano, no veíamos el momento de atacarlo. No obstante, en su defensa (del libro), tengo que decir que durante todos estos años ha mantenido intacta su dignidad: nunca abandonó su posición de privilegio sobre la mesilla de noche, eso sí, la de la casa del pueblo. Y como la perseverancia lo puede casi todo, al final, esta pasada Navidad le llegó su turno.

Después de volver a encontrarme por ahí con alguna elogiosa referencia a esta obra y aprovechando que tenía unos días de vacaciones pensé que sería una buena ocasión para enfrascarme en su lectura. Y así fue. La novela narra en  primera persona el tortuoso tránsito de la niñez a la edad adulta de un chico corriente que pierde a su madre en un dramático suceso que marcará toda su vida. Esto que podría parecer así una historia mas o menos convencional, se convierte en una  lectura apasionante gracias a las peculiares circunstancias que envolvieron aquel trágico incidente y a la magistral y cercana forma de narrar que tiene Theo, el protagonista por obra y gracia de la autora, claro—,  que hace que empaticemos inmediatamente con él y no tengamos gozosamente  mas remedio que acompañarlo hasta el final. 

El único problema que le encontré al libro era su volumen y su peso. Una cuestión ajena a su contenido pero que me hacía entre algo y bastante incómoda su lectura. Y es que para uno que está acostumbrado a leer en posturas más bien yacentes en el sofá o en la cama, tener un peso de casi kilo y medio apoyado en el esternón o, casi peor, sujeto en el aire con una o con las dos manos, resulta al cabo de un rato bastante engorroso, la verdad. Y es aquí donde la pura suerte vino a hacerse cargo del asunto de la forma más providencial, como sucede solo muy de vez en cuando.

En papel o en ebook. Un pedazo de libro.

Nunca nos habíamos interesado en casa por los lectores de ebooks, los llamados eReaders. Para qué más cacharros electrónicos habiendo libros de papel. Pero mira tú por dónde que justo en esos días previos a la Navidad, ya enganchado y un poco magullado— con "El jilguero". O sea que me vino como caído del cielo. Qué cosa más ligera y práctica. Y además se puede leer con la luz apagada sin molestar a nadie con la suave retroiluminación que incorpora. Una maravilla. 

Aunque cada vez que paso por la estantería y veo el ejemplar de papel, allí, anónimo, uno más entre  otros muchos libros que sí tuvieron la dicha de ser leídos página a página... Él que estuvo tantos años  junto a nuestra cama, como un perro fiel, esperando paciente nuestra atención. ¡Maldita sea!  Cuando lo veo allí, tengo que apartar la mirada. 


jueves, 26 de enero de 2023

¡Chas!

Con este breve cuento, obtuve el primer premio en un concurso convocado por el organismo público para el que trabajo. Debía girar en torno a dos ejes, el agua y la igualdad, y no debía superar las dos páginas. Nunca me había dado por escribir un cuento, pero lo tomé como un reto, y parece que el resultado convenció a la mayoría del jurado. El otro día una compañera me dijo que se lo leyó a su hija pequeña  a la hora de dormir y se quedó un rato con los ojos como platos  haciéndole preguntas sobre las protagonistas de la historia. Me doy por satisfecho.

Aquí va el cuentecito:

¡Chas!

Flora y Pura se conocieron por casualidad una mañana de principios de verano a la sombra de una higuera. Aunque para ellas el tiempo discurre mucho más lento que para las personas, las gotas de agua no tienen una vida independiente muy larga que se diga, así que nada más verse se pusieron a hablar de sus cosas. Flora, orgullosa de su transparencia, le contaba a Pura que había nacido esa misma mañana justo debajo del pétalo de una Margarita. Había pensado llamarse Rocío, como la mayoría de las que llegaban al mundo de aquella manera, pero le parecía un nombre demasiado corriente para una gotita tan preciosa y singular como ella. Pura, a su vez, le contó que había caído hacía un rato sobre la hoja de trébol en la que estaba desde la higuera, donde fue a caer la tarde anterior durante un chaparrón. Las dos presumían de su noble origen, al que atribuían sin duda su belleza y frescura.

En esas estaban cuando vieron allí al lado a una humilde y turbia gotita que se había quedado agarrada al tallo de una amapola.

—Y tú, ¿quién eres y de dónde has salido? —le dijeron las dos entre risitas.

—Me llamo Chas.

—¡Ja, ja! ¿Pero qué nombre es ese? —rieron Flora y Pura al unísono.

—No sé, es lo primero que oí cuando nací esta mañana. Mi mamá, a la que solo pude ver un momento mientras se colaba en la tierra, era una gota cristalina como vosotras y al caer desde esa higuera sobre el suelo, ¡Chas!, salí salpicada y llegué hasta aquí.

—Como nosotras, dice. ¿Pero has visto qué pinta tienes? Ni siquiera se puede ver nada a través de ti. Tú nunca serás como nosotras. Además, nuestra madre no está enterrada como la tuya. La mía está en el aire —dijo Flora— y la de Pura en el cielo, ¿verdad, querida? —dijo mirando cómplice a su amiga.

—Pobrecita. Qué historia más triste.

Y así, Flora y Pura siguieron a lo suyo sin hacer caso a Chas que las miraba algo afligida sin entender muy bien por qué la trataban así.

Aunque Chas solo conoció a su madre un instante, en términos humanos, ya sabemos que para las gotas de agua el tiempo va muy, muy despacio, pudo escuchar lo que ella le decía mientras se iba infiltrando poco a poco en la tierra húmeda:

“Pequeña Chas, no tengas miedo. Aunque ahora te encuentres sola y tu aspecto no sea tan brillante y limpio como el de las demás, debes saber que eres tan importante como ellas. Todas tenemos el mismo valor. Separadas parece que no somos nada, pero juntas somos capaces de dar la vida a todo lo que nos rodea. Ese simple tallo sobre el que estás ahora, nos necesita. Yo misma voy a saciar su sed en un momentito. Y sí, podrás sentir mi caricia y mi dulzor, cuando suba a tu lado en forma de savia. Y yo notaré tu abrazo al pasar junto a ti. Y puede que esta misma tarde, volvamos a estar juntas de nuevo en esas hojitas de arriba, desde donde, quizá mañana, volvamos a ascender hacia lo alto ya sin ser nosotras mismas para, más tarde, juntas o separadas, aquí, o en la otra parte del mundo, eso no importa, volver a ser nuevas gotas de agua y poder cumplir nuestra importante misión. Es el milagro de la vida, hija mía. Hasta siempre.”

Y mientras recordaba emocionada estas palabras de su madre, Chas, ya mucho más tranquila, empezó a notar una leve brisa que la hizo tambalearse y empezó a descender. Mientras lo hacía se topó con Pura y Flora, que la miraban sorprendidas viendo que su destino común se aproximaba de forma inexorable.

No temáis —les dijo—, agarraos a mí, todo irá bien.

martes, 3 de enero de 2023

El gran libro de la memoria de Barbastro y otros mundos. El mejor regalo de Reyes.

Cuando Juan Carlos Ferré me propuso hace ya dos años colaborar en este libro a beneficio de la asociación  Alzheimer Barbastro y Somontano me sentí muy honrado e ilusionado. No era para menos. Iba a ser la primera vez que uno de mis escritos aparecía en un libro de verdad. Al principio pensé que se trataría de un volumen recopilatorio con una treintena de artículos o así, que no estaba nada mal, pero con el paso de los meses, la amplitud de  miras de Juan Carlos y su red de contactos (y contactos de contactos) hizo que el proyecto fuera creciendo tanto en volumen como en diversidad de contenidos y formatos hasta convertirse en la obra monumental que podemos disfrutar hoy. 

Me atrevo a decir que el libro, titulado "Azules y tierras: Barbastro y otros mundos", está compuesto de lo mismo que están hechas nuestras propias vidas: de memoria. Y en eso confluye plenamente con el objetivo de la asociación a la que se destinarán los ingresos que genere su venta: luchar contra el olvido. Mantener vivo el recuerdo de lugares, de personas, de historias que sucedieron, es de lo más importante y humano  que podemos hacer, también por nosotros mismos.

El libro incluye cientos de interesantes artículos y contenidos gráficos de otros tantos autores, algunos de ellos tan relevantes como Manuel Vilas, por ejemplo.

Un regalo muy recomendable para hacer y para hacerse.

De venta en las librerías de Barbastro. 

(También disponible para comprar por internet.)