martes, 20 de agosto de 2019

Basta ya de cerveza, por favor

Lo de la cerveza es algo que no acabo de entender. Me refiero a la gran cantidad de gente que no solo ama incondicionalmente esa bebida sino que alardea de ello alegremente en cualquier foro.  Yo no soy uno de ellos y por eso, inmerso en un país de locos por la cerveza, tengo que soportar una especie de presión social-mediática-publicitaria que se podría resumir así: Si tu ideal de una tarde de domingo no es juntarte con los amigos a ver el fútbol con la nevera llena de cervezas... no eres un tío normal. Que lo sepas. 

O sea que, sabiéndome "rarito", voy llevando la cosa lo mejor que puedo.  Además, no es que sea nada radical al respecto. De verdad. De hecho suelo tomarme tres o cuatro  cañas a la semana sin problemas. Y hasta ese límite más o menos me sientan bien. Lo que pasa es que cuando por circunstancias  llevo unos días bebiéndome aunque sea una diaria me empiezo a saturar y llegado a ese punto la sola visión de ese fermentado amarillento y gaseoso se me hace insoportable. Por eso no me siento en absoluto representado por esa  marabunta de chistes y memes que ensalzan las virtudes de la ingesta inmoderada de cerveza y que se celebran con alborozo especialmente en verano en todo grupo de amiguetes de whatsapp que se precie. ¡Como si fuera algo 100% saludable sin riesgo alguno!

Pues no, amiguitos, no. La cervecita es una bebidita alcohóliquita y como tal tiene sus riesguitos. Pero como digo, no es el tema de la salud  lo que me hace decir "no" a una segunda ronda cuando vamos de bares por ahí. Es algo mucho más poderoso, es el hastío que me provoca el exceso de esa bebida que a "casi" todo el mundo parece no empalagar nunca. Me cansa la cerveza. Qué se le va a hacer. Pero más que la cerveza en sí, que como el vino, tiene su momento, lo que me hastía es, como he dicho, esa apología desmesurada que se hace de  ella  por todas partes. Eso es lo que me aburre. Nunca he sido mucho de idolatrar a nada ni a nadie, y menos a una bebida, faltaría más. Por eso, si no toco palmas cada vez que alguien sube un chistecito sobre la cerveza, que nadie se extrañe, ya sabéis los motivos.