domingo, 16 de agosto de 2020

Tomate rosa de Barbastro: El mejor del mundo.

El que haya nacido yo precisamente allí, en la capital del Somontano, podría considerarse circunstancial. Los hechos son los hechos. Habrá variedades por el mundo de gran calidad, seguro, pero una tan especial y exquisita, permítanme dudarlo.

El tomate rosa suele tener unas  imperfecciones superficiales que junto con el tono rosáceo y el tamaño superior al habitual permiten identificarlo con facilidad.  Aunque para el no experto la verdadera prueba se obtiene cuando se corta por la mitad. No tiene nada que ver con el corte de un tomate, digamos, convencional:


Si comparamos el corte transversal de un tomate rosa, a la izquierda, con uno común como el de la derecha, la diferencia es evidente. Aunque la diferencia fundamental está en el sabor, aroma y textura. En general, en los tomates comunes, la única parte jugosa y con cierta gracia es la de las pepitas, que en este caso vemos se sitúa en tres gajos bien diferenciados. El resto, toda la zona perimetral y los "tabiques" separadores, suelen ser bastante insulsos y con una textura  no demasiado agradable, como de melocotón algo verde. Por no hablar de la piel, que suele ser más dura e insípida todavía. 


Sin embargo, en el tomate rosa la distribución de las semillas es mucho más homogénea. Se podría comparar con  la infiltración de la grasa en un jamón de bellota, que poco se parece a la de un jamón serrano normal. Pero además, ocurre que toda la pulpa del tomate rosa tiene un sabor y un aroma inigualables, a pura huerta, y su textura es tan suave y delicada que recuerda a la de un melón en su punto. Quien lo ha probado lo sabe. Y la mejor manera de catarlo, como no, es la más simple: aliñado con  aceite de oliva y aromatizado con un poco de ajo picado:

Así, partido en trozos generosos, se aprecia la homogeneidad de esta increíble variedad hortícola. Es como si trocearas una sandía. Y lo interesante es que todo él tiene ese sabor intenso, fresco y delicado a la vez,  que lo hace único.



Los tomates de este reportaje me los regaló un buen amigo el otro día en Barbastro. Al día siguiente este de arriba fue mi desayuno. Se dice que si te has levantado no muy católico y te tomas esto en ayunas se  te arregla el cuerpo inmediatamente. Probablemente. Lo que puedo asegurar es que es una auténtica delicia.


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