Si alguien ve la foto de abajo y no se le hace la boca agua, es que no ha probado nunca un plato de borrajas en condiciones. Esta es una verdura muy común y muy apreciada en las zonas ribereñas del medio Ebro: Navarra, La rioja y Zaragoza son sus principales feudos. Sin embargo, es una gran desconocida para gran parte del resto España.
Y no, las borrajas no son un remedio mágico contra el COVID-19. Quien se hubiera hecho alguna ilusión al respecto, puede dejar de leer ya mismo si quiere. Con el título me refería a que, a pesar de la situación tan desquiciante, tan incierta, que estamos viviendo, en que la mayoría estamos resignados a pasar el verano sin salir mucho de casa, y a ir con mascarilla a todas partes durante mucho, mucho tiempo; a pesar de todo esto, hay pequeños placeres cotidianos que donde mejor se degustan es en casa de uno. Algo tan simple y tan barato como un plato de borrajas recién hechas y en su punto es un manjar que difícilmente se puede encontrar en un restaurante, a menos que te dejes un pastón. Y aun así. Por lo general, te ofrecerán borrajas con almejas o alguna otra combinación que justifique que cada tallo verde te salga a precio de angula de las de verdad. Como digo en el pie de foto, los mejores manjares, como un buen jamón o unos buenos espárragos, no necesitan aditamentos para deleitar al paladar más exigente.
Los sábados en mi casa las borrajas de primero son casi una obligación. Tenemos esa suerte. Normalmente, como esta misma mañana, mientras mi mujer limpia y pela los tallos de las borrajas que acaba de comprar hace un rato (esta verdura debe cocinarse el mismo día de su recolección, quizá por eso no se ha extendido su uso a lugares no productores), mientras tanto como decía, yo suelo hacerme cargo del aspirador y la fregona, tareas mucho menos exquisitas pero que facilitan enormemente un transito apacible hasta la hora de comer. Y si de segundo tocan unas sardinas enharinadas y fritas, ya para qué os quiero contar: La siesta de después es ese nirvana que los santones de la india tardan toda una vida en alcanzar.
La maldita pandemia sigue ahí fuera. Si. Pero puedo asegurar que te olvidas por un rato de ella.
Con unas simples borrajas.
Ramón, lo que hacéis con las borrajas, la aspiradora y la fregona es una sesión de Mainfulness de libro 😉.
ResponderEliminarHurra por las riquísimas y desconocidas ( por los sures) BORRAJAS....
De la fregona hablamos otro día😊.
¡Maite! Gracias por tus comentarios. Sí. Todas las tareas domésticas, incluso las menos glamurosas, son necesarias. Y como dices, van más allá de la mera limpieza 😉.
EliminarDisfrutar de las cosas simples, en este caso comer borraja, es de sabios de la vida y más
ResponderEliminaren este año que todo se ha complicado.
Gracias Pedro. Bueno. Yo diría que son esas pequeñas cosas en las que no nos fijamos diariamente las que nos hacen más llevadera esta vida. Y no hay que ser sabios para apreciarlas. Basta pararse un momento y mirarlas como lo que son: un autentico regalo que se nos da y por el que debemos sentirnos afortunados y agradecidos😊.
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