domingo, 26 de julio de 2020

Borrajas contra la pandemia

Si alguien ve la foto de abajo y no se le hace la boca agua, es que no ha probado nunca un plato de borrajas en condiciones. Esta es una verdura muy común y muy apreciada en las zonas ribereñas del medio Ebro: Navarra, La rioja y Zaragoza son sus principales feudos. Sin embargo, es una gran desconocida para gran parte del resto España.

Borrajas cocidas con patata y un chorrito de aceite de oliva virgen. Como todo producto excelso, cuanto más simple su elaboración, mejor. Debe cocerse a borbotones y sin tapar para que adquiera ese color verde tan bonito. Y hay que tener cuidado en no pasarse de cocción o pierde toda la gracia.
Y no, las borrajas no son un remedio mágico contra el COVID-19. Quien se hubiera hecho alguna ilusión al respecto, puede dejar de leer ya mismo si quiere. Con el título me refería a que, a pesar de la situación tan desquiciante, tan incierta, que estamos viviendo, en que la mayoría estamos resignados a pasar el verano sin salir mucho de casa, y a ir con mascarilla a todas partes durante mucho, mucho tiempo; a pesar de todo esto, hay pequeños placeres cotidianos que donde mejor se degustan es en casa de uno. Algo tan simple y tan barato como un plato de borrajas recién hechas y en su punto  es un manjar que difícilmente se puede encontrar  en un restaurante, a menos que te dejes un pastón. Y aun así. Por lo general, te ofrecerán borrajas con almejas o alguna otra combinación que justifique que cada tallo verde te salga a precio de angula de las de verdad. Como digo en el pie de foto, los mejores manjares, como un buen jamón o unos buenos espárragos, no necesitan aditamentos para deleitar al paladar más exigente.

Los sábados en mi casa las borrajas de primero son casi una obligación. Tenemos esa suerte. Normalmente, como esta misma mañana, mientras mi mujer limpia y pela los tallos de las borrajas que acaba de comprar hace un rato (esta verdura debe cocinarse el mismo día de su recolección, quizá por eso no se ha extendido su uso a lugares no productores), mientras tanto como decía, yo suelo hacerme cargo del aspirador y la fregona, tareas mucho menos exquisitas pero que facilitan enormemente un transito apacible hasta la hora de comer. Y si de segundo tocan unas sardinas  enharinadas y fritas, ya para qué os quiero contar: La siesta de después es ese nirvana que los santones de la india tardan toda una vida en alcanzar. 

La maldita pandemia sigue ahí fuera. Si.  Pero puedo asegurar que te olvidas por un rato de ella.
Con unas simples borrajas.




domingo, 12 de julio de 2020

El alma de la guitarra

Advertencia: Este artículo, aunque mantiene mi linea editorial de siempre, tiene una parte "un poquito" técnica,  por lo que, aparte de para el público en general, está especialmente indicado para tres tipos de personas: las amantes de la guitarra, las curiosas hasta el extremo de querer saber cómo funciona una cosa que no sabían que existiera hasta ahora, y las lectoras incondicionales de este blog (de estas últimas calculo que habrá tres o cuatro, pero bueno, todo suma).
Empezaré por el principio. Mi primera guitarra me la compró mi padre en Marcos Buil, la tienda de música de mi pueblo, Barbastro, a principios de los 80. Era una española normalita y con ella aprendí y toqué durante muchos años hasta que empecé a interesarme más por las acústicas, que tenían un sonido más apropiado para el pop nacional o anglosajón que era lo que me iba a mi.
Al cabo de varios años sin apenas sacarla de la caja un día me encontré con esto (no os creáis que exagero demasiado):

La tensión de las cuerdas a lo largo de mucho tiempo provocó que el mástil se combara de tal forma que mi guitarra quedó inutilizable.

Antes de esto, sería a mediados de aquellos locos 80, y con ese atrevimiento que solo da la absoluta ignorancia, me lancé con dos amigos a la osada tarea de construir un par de guitarras eléctricas y un bajo con el fin de montarnos un grupo a precio de saldo. No entraré en detalles sobre aquella disparatada y apasionante aventura, pero  recuerdo perfectamente que el mástil del bajo que pretendimos construir adoptó al momento el mismo aspecto del esquema superior. La madera de pino no aguantaba la tensión de las gruesas cuerdas metálicas de un bajo y tuvimos que abandonar esa parte del proyecto.

Al final, de los tres instrumentos que planeábamos construir, solo mi guitarra naranja se utilizó para actuar. En este post hablo un poco de aquella historia. El resto nos los prestaron los amigos del grupo "Acento".

Se nota que no era el trabajo de un verdadero luthier, ni siquiera de uno aficionado. Y por supuesto, no tenía alma. En aquellos años no sabía que pudiesen tenerla las guitarras. Aunque hay algo que si creo recordar que le puse: corazón.

Y esta introducción para decir que todas las guitarras acústicas o eléctricas, bajos incluidos, y muchas de las españolas ya, llevan en el interior del mástil una pieza metálica llamada "alma" cuya función es precisamente contrarrestar la tensión de las cuerdas evitando así los efectos indeseados que hemos comentado antes. 
Tengo tres guitarras, una española y dos acústicas. Y las tres llevan alma ajustable. El tema es que hasta hace pocos días no llegué a entender, a pesar de que me había interesado por el asunto, cómo demonios una simple y fina varilla metálica dentro del mástil podía no solo hacer esa función sino graduar la intensidad de la misma apretando o aflojando una tuerca. Más tarde he descubierto que hay otros tipos de "almas" algo más sofisticadas de las que quizá hable en otra ocasión, pero me voy a centrar en la más sencilla y primitiva que fue adoptada por la marca Gibson hace unos 100 años y de la que me ha costado mucho encontrar una explicación satisfactoria y clara sobre su modo de actuar.

Boca de mi acústica de 12 cuerdas. Con una llave Allen se puede ajustar la tensión del alma y mantener a raya la curvatura del mástil.

Bueno. Pues ya llegamos al final. La parte más técnica. En el siguiente esquema he representado el modo en el que actúa un alma clásica tipo "Gibson" dentro de un mástil de guitarra:

Nota: Todas las fotos y grafismos son  del autor. Puedes utilizarlos o compartirlos si quieres, pero en ese caso te agradeceré que cites la procedencia🙂