domingo, 12 de julio de 2020

El alma de la guitarra

Advertencia: Este artículo, aunque mantiene mi linea editorial de siempre, tiene una parte "un poquito" técnica,  por lo que, aparte de para el público en general, está especialmente indicado para tres tipos de personas: las amantes de la guitarra, las curiosas hasta el extremo de querer saber cómo funciona una cosa que no sabían que existiera hasta ahora, y las lectoras incondicionales de este blog (de estas últimas calculo que habrá tres o cuatro, pero bueno, todo suma).
Empezaré por el principio. Mi primera guitarra me la compró mi padre en Marcos Buil, la tienda de música de mi pueblo, Barbastro, a principios de los 80. Era una española normalita y con ella aprendí y toqué durante muchos años hasta que empecé a interesarme más por las acústicas, que tenían un sonido más apropiado para el pop nacional o anglosajón que era lo que me iba a mi.
Al cabo de varios años sin apenas sacarla de la caja un día me encontré con esto (no os creáis que exagero demasiado):

La tensión de las cuerdas a lo largo de mucho tiempo provocó que el mástil se combara de tal forma que mi guitarra quedó inutilizable.

Antes de esto, sería a mediados de aquellos locos 80, y con ese atrevimiento que solo da la absoluta ignorancia, me lancé con dos amigos a la osada tarea de construir un par de guitarras eléctricas y un bajo con el fin de montarnos un grupo a precio de saldo. No entraré en detalles sobre aquella disparatada y apasionante aventura, pero  recuerdo perfectamente que el mástil del bajo que pretendimos construir adoptó al momento el mismo aspecto del esquema superior. La madera de pino no aguantaba la tensión de las gruesas cuerdas metálicas de un bajo y tuvimos que abandonar esa parte del proyecto.

Al final, de los tres instrumentos que planeábamos construir, solo mi guitarra naranja se utilizó para actuar. En este post hablo un poco de aquella historia. El resto nos los prestaron los amigos del grupo "Acento".

Se nota que no era el trabajo de un verdadero luthier, ni siquiera de uno aficionado. Y por supuesto, no tenía alma. En aquellos años no sabía que pudiesen tenerla las guitarras. Aunque hay algo que si creo recordar que le puse: corazón.

Y esta introducción para decir que todas las guitarras acústicas o eléctricas, bajos incluidos, y muchas de las españolas ya, llevan en el interior del mástil una pieza metálica llamada "alma" cuya función es precisamente contrarrestar la tensión de las cuerdas evitando así los efectos indeseados que hemos comentado antes. 
Tengo tres guitarras, una española y dos acústicas. Y las tres llevan alma ajustable. El tema es que hasta hace pocos días no llegué a entender, a pesar de que me había interesado por el asunto, cómo demonios una simple y fina varilla metálica dentro del mástil podía no solo hacer esa función sino graduar la intensidad de la misma apretando o aflojando una tuerca. Más tarde he descubierto que hay otros tipos de "almas" algo más sofisticadas de las que quizá hable en otra ocasión, pero me voy a centrar en la más sencilla y primitiva que fue adoptada por la marca Gibson hace unos 100 años y de la que me ha costado mucho encontrar una explicación satisfactoria y clara sobre su modo de actuar.

Boca de mi acústica de 12 cuerdas. Con una llave Allen se puede ajustar la tensión del alma y mantener a raya la curvatura del mástil.

Bueno. Pues ya llegamos al final. La parte más técnica. En el siguiente esquema he representado el modo en el que actúa un alma clásica tipo "Gibson" dentro de un mástil de guitarra:

Nota: Todas las fotos y grafismos son  del autor. Puedes utilizarlos o compartirlos si quieres, pero en ese caso te agradeceré que cites la procedencia🙂

9 comentarios:

  1. Ramón, siempre sorprendiendo. Creo que hacer una guitarra es algo muy grande, aunque ésta no sea grande😉. Seguro que lo fue en su momento.
    Los gráficos y fotos muy ilustrativos (preciosas de la boca de tu acústica).
    Quien puso el nombre de Alma a algo que contrarresta la tension de la guitarra, sabía mucho.
    Gracias por la singular y didáctica entrada (con alma)

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  2. ¡Hoooola Maite!¡Gracias por seguir leyendo y comentando mis escritos! Sé que con la cantidad de información que hoy tenemos a mano es difícil dedicarle aunque sea unos minutos a un blog pequeño e intrascendente como este. Para eso también hay que poner toda el alma😉.

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  3. Mi guitarra acústica y eléctrica tb tienen Alma pero nunca había necesitado ajustarlo. Se mantienen intactas. Con respecto a la española el alma se la pongo yo, cuando estoy de "humor". Muy buen reportaje y estudio de lo más íntimo de una guitarra. Si cuando toque un blues menor de BB King y note el mástil muy elevado le girare un poquito el "alma". Enhorabuena y gracias por la explicación que siempre te vuelcas en que la entendamos. Abrazos

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    1. Jeje. Gracias Felix por tus comentarios. No obstante quizá deberías reconsiderar lo de ajustar el alma de tu Epiphone. Recuerdo que a veces comentabas que iba algo dura. Y si. No me cabe duda de que le pones alma cuando te pones.🤪. Un abrazo

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  5. Genial estudio, sí señor, nivelazo. No hay nada más generoso que compartir sabiduría. (El guitarrista que te comenté que es un maestro de las doce cuerdas se llama Ralph Towner)

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    1. Gracias José Luis. En realidad, del tema del alma solo he sintetizado un poco lo que visto en youtube sobre el asunto. Y de Ralph Towner ya estuve viendo algunos de sus vídeos y es verdad que es un fenómeno.😀

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  6. Buen artículo, no sabía que las guitarras tuvieran alma, no soy del primer grupo de personas que siguen este blog, pero si podría incluirme en los grupos segundo y tercero.

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  7. Gracias Pedro. Te contaba entre los incondicionales. Y me alegra saber que eres también de los curiosos por naturaleza. Hasta pronto.

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