viernes, 27 de mayo de 2011

Fotos grupo 7:45

Esta semana, entre el examen de inglés que tuve el martes y que desde el miércoles he estado fuera por temas de trabajo, no he podido, hasta ahora, poner las fotos que hice el domingo con una buena parte del grupo 7:45. Salí con ellos los dos días, sábado y domingo, por la zona de los Galachos de Juslibol. 

Ahí van esas fotos:

 Bordeando el parque del agua hacia los galachos.

 Ascensión a la cuesta "de la cadena". Aquí se va entrando en calor.

Desde ahí arriba la vista de Zaragoza es estupenda. Mi nokia se queda algo escaso de pixeles para una panorámica como esta, pero se puede hacer uno a la idea. 

Foto de grupo desde un mirador con los galachos al fondo.

martes, 10 de mayo de 2011

Una carrera perfecta. Crónica de la media maratón de Zaragoza, 2011

El sábado, siguiendo los consejos de revistas y blogs especializados, a parte de mi excursión en tranvía, de la que hablé en mi anterior post, me lo pasé casi en su totalidad tirado por los sofás de casa. Eso sí, no descuidé  la recarga de hidratos de carbono y sales minerales a base de arroz con tomate y sopa  de pasta maravilla. Hay partes de la preparación  para una carrera que me tomo muy en serio.  

Tras un día tan intenso, el domingo me levanté a las 6:45 y para recuperar energías, siguiendo con el plan previsto, me desayuné un plato sopero de cornflakes  con leche y colacao. Pletórico, llevé a mi hijo pequeño en coche hasta la Romareda, desde donde salía de excursión hacia los ibones de Anayet. Un sitio espectacular. Volví a casa con el tiempo justo para ponerme de corto y lanzarme a la calle otra vez. Había una especie de niebla y la temperatura era bastante fresca, así que, me tuve que coger una chaquetilla y una mochila en contra de mi idea inicial de ir a cuerpo. Haciendo uso de mi tarjeta ciudadana, me hice con una bici y pedaleé a buen ritmo hasta el puente de Santiago, donde la aparqué.


Con las piernas al aire y en bici pasé algo de frío, la verdad, así que enfilé hacia la calle Alfonso a paso ligero (tampoco era cuestión de echarse a correr antes de hora, ya tendría tiempo de calentar en la propia carrera) y llegué a la Plaza de España a eso de las 9h. El ambiente en todo Independencia era excelente. Cientos de corredores trotando, estirando, o agazapados al calorcillo de un rayo de sol. Me fui en busca de la zona de vestuarios y dejé la mochila con la chaqueta dentro. Todo estaba perfectamente organizado. 

De vuelta a Independencia deambulé un rato por allí hasta que me encontré a Manu y Nacho de Barbastro.  Un par de tíos estupendos. Como hice pegado a ellos mi primera y única media hasta la fecha (la del Somontano), a parte de la San Silvestre, también de Barbastro, no dudé en emprender la carrera  a su lado. Por allí estaba también Javi y unos cuantos barbastrenses mas con los que nos hicimos unas fotos de grupo:


Por si las moscas, hice un último pis-stop, como dice el amigo Chema,  en las cabinas colocadas a tal fin. Eran las 9:27. 

Escasamente tuve tiempo de colocarme junto a Nacho y Manuel y  de poner en marcha mi Garmin cuando  se dio las salida. Como estábamos casi al final de todo tardamos minuto y medio en pisar la moqueta y oir el pitido de nuestro chip. Hasta que empezamos a bajar por Constitución íbamos bastante lentos intentando no tropezar con el personal. Las condiciones para correr eran perfectas: temperatura fresquita, nada de viento y gran parte de recorrido a la sombra de  árboles o edificios. Y encima público animando todo el recorrido. Creo que nunca me había sentido tan a gusto corriendo. 

Además mi plan intensivo de descanso y alimentación estaba dando sus frutos. Me sentía de maravilla. A los dos o tres km, al ver que Manu y Nacho no iban tan ligeros y no sin cierto remordimiento, los dejé atrás y me lancé  a la caza del globo de 1:55 que se veía a lo lejos. Iba como un loco. Mi Garmin marcaba ritmos entre 4:40 y 5:10. Por suerte me había olvidado de ponerme el pulsómetro. Ojos que no ven, corazón que no explota. Me hubiera acojonado ver la patata rondando las 180 rpm. Pero como me encontraba bien, pues a tirar  pa' lante. En alguna de las revueltas vi a Ignacio por delante del globo de 1:45. Pensé que si  hubiera salido a su lado podría estar en esa posición con el ritmo que llevaba. Pero bueno, yo a lo mío que era adelantar gente. Así pasé al globo de 1:55 y me puse a perseguir al de 1:50 que ya se había alejado bastante. Lo alcancé allá por el km 12 o algo así. No se si mi Garmin se despistaba con lo edificios o que, pero  aunque marcaba en torno a 5:00 de ritmo, me costó un montón dejarlo atrás. Cuando llegué a los últimos 3km empecé a acusar un poco el esfuerzo, pero aun me reanimé y esprinté en los últimos 200m al ver a Mº José y Alberto animándome desde las vallas.

Fue un subidón atravesar la meta viendo los dígitos en 1:49:38. Una mejora de 5 minutos respecto de la media del Somontano. Éxito total. Y mas habiendo salido tan atrás. 
Globo de 1:45. Ten mucho cuidado.Voy a por ti.

Pd.
Para rematar la faena, mi mujer, mi hijo mayor y yo, nos dimos un homenaje en vida en "El Calamar Bravo", cumbre gastronómica del tapeo zaragozano, que digo zaragozano, ¡mundial!, que todo ser humano debería visitar al menos una vez en la vida.

sábado, 7 de mayo de 2011

A por el dorsal para la media maratón, en tranvía.

Hoy, aprovechando que había acompañado a mi hijo a jugar un partido de baloncesto junto a la Romareda, he utilizado el tranvía de Zaragoza por primera vez. La experiencia ha sido mas que positiva. Todos los recelos y prejuicios que arrastraba tras un par de años de engorrosas obras, polémicas por el elevado coste, inconvenientes para el tráfico en coche, etc. etc., se han desvanecido de repente en cuanto me he plantado en el andén. 

Las vías tapizadas de verde césped, junto con el ambiente lluvioso me han trasladado inmediatamente a alguna sobria y civilizada ciudad del centro de Europa:


Con la llegada del convoy , a lo de "sobria y civilizada" le he añadido también "moderna".






Ya en el interior me ha sorprendido el cómodo acceso (podría entrar un niño pedaleando en su triciclo) y lo espacioso que es. En marcha, lo suave, rápido y silencioso.

Total que he desembarcado en  la plaza Paraíso con una agradable sensación de orgullo  maño no demasiado habitual en mi.

De camino hacia las oficinas de la CAI en el paseo de la Independencia, para hacer hora, me he tomado un cortado y un churro  en "Los Italianos" al tiempo que hojeaba  el Marca con el mismo interés que uno examina la etiqueta de un champú anticaspa,  en  otro tipo de situación, a falta de algo mas interesante que leer. 

He recogido el dorsal  sin hacer cola ninguna y he vuelto a tomar el tranvía antes de que transcurriera una hora desde que lo hice por primera vez en la Romareda, por lo que no me ha supuesto coste adicional.  Todo con la tarjeta ciudadana, que me sirve también  para el bus,  la bizi , bibliotecas, instalaciones deportivas municipales, etc.

Esta mañana todo parecía funcionar según lo previsto. Veremos si mañana sucede lo mismo, en la media maratón. 





domingo, 1 de mayo de 2011

El gran Manuel Secanella y la carrera más extrema.

Manuel no era un un atleta al uso. De hecho, aunque llevaba una vida bastante saludable, no fumaba, no bebía alcohol, ni siquiera café (solía tomarse  una infusión o un colacao a media mañana), últimamente no practicaba ningún deporte de forma habitual. Donde si destacaba Manuel era en el ámbito profesional y académico. Fue un estudiante muy brillante, lo que unido a una capacidad de trabajo poco común le permitió forjarse en pocos años una carrera profesional impresionante. Con cincuenta y tres años ya era Comisario Adjunto, uno de los puestos de mayor responsabilidad de la CHE. 

Pero volviendo al deporte. Una de las actividades a las que Manuel prefería dedicar sus periodos de vacaciones era la de acompañar a su primo Miguel y otros barbastrenses en sus largas travesías en moto. Manuel se ocupaba de la parte logística y demás conduciendo su VW Golf por las carreteras de media Europa.

El caso es que hace un par de años, sin comerlo ni beberlo, Manuel se encontró con que estaba inscrito en la carrera mas extrema y cruel que uno pueda imaginar. El dorsal, el chip, y los imperdibles se los entregó directamente su oncólogo tras las pruebas pertinentes. La carrera había comenzado.

Manuel asumió el dificil e inesperado reto con una entereza y deportividad encomiables. Y lo que es mas complicado, continuó con ese mismo espíritu hasta el final. La prueba estaba llena de obstáculos muy duros intercalados con algún  momento de falso llano. La primera operación, las primeras sesiones de quimio, no hicieron sino fortalecer el ánimo de Manuel que aprovechaba el tiempo libre  para seguir estudiando. Era Ingeniero de caminos de profesión, pero aun tuvo tiempo de finalizar sus estudios de ingeniería informática en la UNED y de matricularse en Ciencias ambientales que cursó hasta el último momento con el entusiasmo y brillantez de siempre.

Recuerdo que en una de nuestras conversaciones, hace un año mas o menos, le dije que su caso podía ser análogo al de Lance Amnstrong pero en el ámbito intelectual. Manuel sonrío complacido al oír aquello. Sin duda su espíritu de superación y lucha podrían ser equiparables.

Mas tarde llegaron otras operaciones cada vez  mas agresivas, hígado, pulmón, y sesiones aún mas extenuantes de quimio, que Manuel afrontaba con la flema de un lord británico. Sin perder la compostura en ningún momento. Nunca se quejó de su mala suerte ni se le vio llorar o lamentarse. 

Durante las últimas semanas, cuando el agotamiento era ya tan visible que todos a su alrededor empezábamos a alarmarnos seriamente, el seguía acudiendo a trabajar todos los días. Como físicamente no podía ya coger el autobús como era su costumbre,  se pagaba el taxi de su bolsillo. Así era Manuel.

Hasta los últimos días Manuel no le dijo a su madre que el final era ya inminente, aunque seguro que ella lo debía intuir. No quería que sufriera. Era viuda y el era su único hijo.

Si alguna vez me toca enfrentarme a una carrera tan dura como la que le tocó correr a Manuel me gustaría tener al menos una parte de su entereza y dignidad. 

Gracias por tu gran ejemplo Manuel.
Todos los que tuvimos la suerte de conocerte de cerca  nunca te olvidaremos.