domingo, 16 de enero de 2022

El arte de envejecer

Este año los Reyes  vinieron por primera vez  a mi casa en modo "amigo invisible". No sé por qué han tardado tanto en dar este paso en la nuestra, con el tiempo que llevan así en otras, porque la verdad es que está muy bien esta modalidad. Te evitas lo de pensar qué te pides, escribir la carta y todo eso, y además, como ni siquiera sabes qué rey se va a ocupar de tu regalo, el efecto sorpresa está asegurado.

Así que la mañana del día 6 nos reunimos junto a la puerta de la terraza del salón, en eso no ha habido cambios, y empezamos a abrir los regalos de cada uno. ¡Oooh!¡Mira! Todo iba según lo previsto cuando me puse a abrir el mío.  Era un paquetito ligero. «Una cartera de bolsillo», pensé algo resignado. Pero al ir quitando capas vi que era un librito. Cuando leí el título, "El arte de envejecer",  torcí un poco el morro, «Vaya, me ha tocado el Rey mago graciosete.  Qué se le va a hacer. Me lo tomaré con deportividad». Es verdad que voy teniendo ya una edad, pero tampoco hacía falta restregármelo por la cara de esta forma, para empezar el año.  

Pero al momento mi expresión cambió al ver que el autor era Cicerón. «Este no es un advenedizo que pretende forrarse con un libro de autoayuda», me dije. Al darle la vuelta ya fue verdadero interés lo que sentí conforme iba leyendo. Esto es lo que ponía:

"¿Te preocupa que la vejez inevitablemente signifique perder tu libido, tu salud e, incluso, tus ganas de jugar?  Bueno, Cicerón tiene buenas noticias para ti.  En El arte de envejecer, el gran político y filósofo romano describe elocuentemente cómo podemos lograr que la segunda mitad de la vida sea la mejor parte de todas, y quizá descubrir que la lectura y la jardinería son en realidad mucho más placenteros que el sexo.  Lleno de sabiduría atemporal y orientación práctica, este breve y encantador clásico, originalmente titulado 'Sobre la vejez', aborda directamente los grandes temores a envejecer y argumenta por qué estas preocupaciones son muy exageradas, o totalmente equivocadas.  Montaigne dijo que el libro de Cicerón «le abre a uno el apetito por envejecer».  En un mundo obsesionado con la búsqueda inútil de la juventud, sus lecciones son hoy más relevantes que nunca".

Otra ventaja de este libro es que es de bolsillo "de verdad". Y como ya decían los clásicos: "lo bueno si breve..."

No hace falta decir que me zampé el libro en dos sentadas. Y vaya si me gustó. Y es que, a quién no le reconforta comprobar que lo que nos pasa ahora no es nada nuevo, que las tribulaciones que a veces nos quitan el sueño a nosotros, que nos creemos tan modernos y tan listos, son prácticamente las mismas que tenían entretenidos a nuestros antepasados hace 2000 años. Y casi más me reconforta saber, sí, ya sé que es un poco perverso, que son las mismas que pondrán en su sitio a nuestros hijos y nietos, por más que piensen que su condición de milenials, generación Z, influencers, tiktokers, o lo que sea, les va a  librar de pasar por caja, mucho antes de lo que esperan. Jeje.

Pero no hay que dramatizar.  Lo bueno es que los antiguos no solo se preocuparon por las grandes cuestiones fundamentales que nos plantea la vida en un momento u otro, sino que también encontraron algunas respuestas. ¡Y lo mejor es que estas son validas también para nosotros! Así, lo que nos muestra Cicerón en este libro no es que el paso de los años represente un menoscabo en la capacidad de ser feliz, sino todo lo contrario. Ahí está la gracia  de esta pequeña joya que os vengo a recomendar. Ah, y vale para cualquier edad. Si ahora no la veis útil, es cuestión de dejarla en la estantería y esperar un poco. Nada más.

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