sábado, 23 de noviembre de 2019

Manuel Vilas y Javier Cercas cara a cara


Manuel Vilas vivía hace unos pocos años en el barrio del Actur de Zaragoza. Eramos vecinos. Pero eso fue antes de marcharse a Iowa y de pegar el pelotazo con su libro Ordesa.  

Esta tarde me he pasado por el Carrefour, uno de los centros neurálgicos del barrio, con la intención de comprar una bombilla para la lámpara de noche de la parte izquierda de mi cama, donde duerme mi mujer. Como a los dos nos gusta leer  un rato antes de dormir y  me suelo encargar de estos temas, harto de las bombillas baratas pero poco duraderas de los chinos he decidido comprar una led tipo vintage de las de marca. También son made in china, pero confío en que pasen algún control de calidad porque me han soplado 7,90 euros por la bombillita. Haciendo cálculos necesitaré unos 5 años para amortizar la inversión. En fin, todo sea por el desarrollo sostenible y el ahorro energético. 

El caso es que cuando pasaba por uno de los pasillos del centro comercial rumbo a las cajas con mi bombilla Philips me he topado con un expositor de novedades bibliográficas entre las que destacaban los flamantes ganador y finalista del Planeta de este año: Javier Cercas y Manuel Vilas con sus respectivos libros, "Terra alta" y "Alegría".

Llevan pocos días en las estanterías así que me he acercado a curiosear y echarles un primer vistazo. Como supongo que hace todo el mundo les he dado la vuelta para ver lo que ponía en las traseras y... el texto ha dejado automáticamente de interesarme. Han sido las fotos las que han atraído mi atención:


Javier Cercas y Manuel Vilas, ambos nacidos en 1962, posan de forma muy distinta en las contraportadas de sus libros, ganador y finalista respectivamente, del premio planeta 2019
¿No os  parece que la diferencia en el tipo de imagen elegida de cada uno de los autores es más que notable? No sé quién decide estas cosas, si el propio autor, su representante o la editorial, pero el asunto tiene su importancia. En el caso de Cercas la foto parece casual, tomada de forma improvisada en la puerta de la facultad o un sitio así. Además, le falta contraste. Es una foto gris de un  profesor que mira algo ceñudo a la cámara, obligado por las circunstancias del marketing.

Sin embargo la de Vilas es la foto de estudio de una estrella, con su photoshop y todo. La imagen de un tipo seguro de si mismo que mira a la cámara con ese aplomo que da el tener una cuenta corriente saneada y con perspectivas más que fundadas de ir añadiendo ceros a no mucho tardar. Vamos, que en vez de un libro podría estar vendiendo una colonia de las caras. Quién sabe. Quizá Vilas sea el primer escritor con el suficiente tirón mediático como para hacer bolos en publicidad. Al tiempo.

Podrá parecer algo superficial este primer acercamiento a los premios planeta de este año, pero, qué queréis, para no haberlos leído todavía...

Aunque en mi defensa diré que tengo algunas referencias. De Vilas he leído y tengo en mi estantería casi todos sus libros de narrativa, desde "Dos años felices", que por algún motivo no suele aparecer en las listas pero que a mi me parece uno sus libros más interesantes, hasta Ordesa que fue, bueno, como ese diario íntimo que muchos hubiéramos querido escribir si no fuera porque nunca tuvimos ni las ganas ni el valor ni el talento necesarios para hacerlo.

De Javier Cercas confieso que no había leído nada hasta lo del premio. Así que para ponerme en situación tras la noticia me agencié dos de sus novelas cortas (siempre elijo si es posible este formato en autores que no conozco, por si acaso). "El móvil" me gustó a medias, posiblemente influenciado por la película "El autor", basada en la novela, que no me entusiasmó demasiado cuando la vi en su día. Sin embargo "El inquilino"  sí me enganchó desde el primer momento, lo que me hace tener buenas expectativas de cara al resto de su obra y  a su premiada "Terra Alta" en particular.

De todas formas estoy seguro de que van a ser de los libros más  regalados e incluso leídos estas navidades. Y yo no seré una excepción puede que en las dos modalidades. Quizá porque, aparte de que no escriben nada mal,  los dos autores nacieron el mismo año que yo, y eso quieras que no une.  Y encima Vilas fue compañero mío de clase de los 6 a los 18 años. Cómo no voy a leerlos.

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