jueves, 8 de agosto de 2013

Lecturas veraniegas

En estas fechas es habitual encontrarse en cualquier periódico o revista  con una lista más o menos extensa de libros recomendados para el verano. Esta lista varía mucho dependiendo del destinatario natural de cada publicación, pero me da la impresión de que en muchos casos los que las redactan ni siquiera se han leído los libros que en ellas aparecen. Se limitan a transcribir textualmente las reseñas de las contraportadas. Además seguro que detrás de más de una de estas listas hay intereses editoriales que poco tienen que ver con el espíritu veraniego y desinteresado que sugieren las fotos de playas y sombrillas que suelen acompañar al texto.

A mi lo de leer en la playa es algo que no me va. Prefiero mil veces el frescor de una alcoba en penumbra a la hora de la siesta.
Pues aquí va mi lista, la de un lector de a pie que sólo lee libros por placer, y si me apuran  por ese nebuloso afán de culturizarse que todo el que ha sentido alguna vez curiosidad por algo lleva grabado en los genes. Esto último, ya digo, como efecto colateral si se da el caso.

Como se verá, si es que alguien lee esto, no se trata estrictamente de una lista de recomendaciones, si no mas bien de una serie de libros que  he leído  en lo que va de verano (y parte de la primavera), mi opinión sobre ellos y las azarosas circunstancias por las que fueron a caer en mis manos. 


La sombra del Meridiano, de Lorenzo Silva

Este libro me lo regaló mi mujer para el día del padre: decepcionante totalmente: No como regalo si no como libro. No se si después de haber leído y disfrutado de toda la saga de la singular pareja de guardias civiles Bevilacqua y Chamorro esperaba algo más, o es que el bueno de Lorenzo Silva se está repitiendo. El asunto es que tanto la vulgar y manida trama como las alambicadas conversaciones y reflexiones de los protagonistas, que en su día me parecieron la mar de originales e inteligentes, no me provocaron esta vez mas que hastío y sopor. Premio planeta 2012. 


El luminoso regalo, de Manuel Vilas

De este libro ya hablé en su día en este blog, pero me resulta muy difícil hacer una valoración sobre él. En primer lugar porque Manolo es amigo mío. No un amigo íntimo, pero tampoco un conocido sin más. Mantenemos una buena relación, aunque esporádica, después de años de estar juntos en colegios y demás instituciones académicas. Últimamente hemos conectado a través del facebook, lo que le ha llevado  a leer alguno de mis textos e incluso a elogiar mi forma de escribir. Esto, viniendo de un escritor consagrado como él, y aun descontando el efecto "amiguete", me ha elevado el ego hasta cotas insospechadas. Pero es que Manolo, y aquí radica la segunda razón de mi dificultad para valorar esta novela, es un escritor con un talento extraordinario. Tan fuera de lo común es lo suyo que muchos entendidos lo comparan con escritores de culto de la talla de Joyce, Faulkner o Bolaño. Y ese es precisamente mi problema. Que nunca he podido leer un solo libro de estos autores. Y lo he intentado. No se si es falta de sensibilidad, o un bagaje literario escaso y mal seleccionado, o ambas cosas. El caso es que algo parecido es lo que me pasa con las novelas de Manolo. Y eso que esta última me la he leído entera.  Por suerte, incluso los que no pertenecemos a ese selecto club de lectores que tienen en su mesilla libros de los autores citados, o de Borges, o de Proust, podemos disfrutar sin problemas de los excelentes artículos que Manuel escribe habitualmente en el ABC, por ejemplo, o de sus personales, lúcidos  y siempre libérrimos comentarios con que nos regala casi a diario en su muro del facebook. Una novela compleja de un escritor excepcional.


Stoner, de John Williams

El tipo de letra con la que he escrito el título de esta magnífica novela no es casualidad. Es sencillamente uno de los mejores libros  que he leído en mi vida. Y es que tras lo simple de la historia que cuenta, la anodina vida de un  profesor de universidad a lo largo de la primera mitad del siglo XX, se esconde la esencia misma de la gran literatura, la que conmueve en lo mas hondo y le deja a uno un recuerdo indeleble. Me topé con esta obra maestra por recomendación de mi mujer, a la que se la prescribieron en un club de lectura. Imprescindible!


La cena, de Herman Koch

Esta la vi en el expositor de recomendaciones de la biblioteca municipal. Me llamó la atención lo simple del título y la lectura de la contraportada me decidió a llevármela a casa. Lo que empezó con una frescura y una brillantez esperanzadoras acabó desinflándose poco a poco hasta consumar un fiasco. No la recomiendo.

El grito de la lechuza, de Patricia Highsmith

Esta pequeña joya la encontré semioculta en la estantería de mi casa y no tengo ni idea de como fue a parar allí. Como no tenía otra cosa a mano la empecé a leer con  pocas expectativas, la verdad - una novela de suspense más - pensé. Mi sorpresa fue mayúscula y mi regocijo mayor cuando a las pocas páginas me vi envuelto en una trama tan original y emocionante que me enganchó sin escapatoria posible. Y es que el pulso narrativo, la tensión y la maestría en la caracterización de personajes son una combinación difícil de encontrar. Y nunca pasan de moda. Recomendable 100%

El zen del correr, de Fred Rohé

Más que un libro es un pequeño compendio de reflexiones con cierto trasfondo de espiritualidad sobre el asunto de la corrienda. Me lo prestó mi amigo Felix, compañero de trabajo y aficiones varias. Aunque está descatalogado desde hace años, puede encontrarse en internet.  No está mal. 


Un paseo con mi princesa, de Néstor Coscojuela

Este pequeño libro, del que ya he hablado aquí, me lo prestó mi amigo Pepe. Es una recopilación algo heterogénea de textos y poemas que el autor dejó escritos y que se publicaron a título póstumo. Hay algunos pasajes y pensamientos bastante impactantes, como por ejemplo: Nuestro destino es eterno, pero solo es eterno el olvido. Es por lo tanto el único destino posible. Curioso para cualquier lector y emotivo además para los que conocimos a Néstor.


Cumbres borrascosas, de Emily Brontë

A esta célebre novela, de la que por supuesto había oído hablar pero en la que no había reparado hasta hace unas semanas, llegué gracias a El luminoso regalo, de Manuel Vilas, en cuyas páginas se hacen continuas referencias tanto a los personajes como a la propia novela. Me la he acabado esta mañana entre sobrecogido y maravillado ante la historia mas perturbadora sobre la naturaleza humana que quizá haya leído nunca. Un clásico de obligada lectura.


Esto es todo de momento.


10 comentarios:

  1. Gran entrada!!! Y si puedes felicita a tu amigo. El libro de Vilas, El luminoso regalo, y la historia de Victor Dilan me parece de lo mejor que he leido este año.Impresionante.

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    1. Me alegra que te hayan gustado tanto la entrada como el libro de Manuel. En cuanto lo vea le transmitiré tu felicitación. Un saludo!

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  2. Yo, por llevale la contraria, que para eso soy su mujer, debo decir que he empezado a leer el libro de Lorenzo Silva y, de momento, me gusta. Ya os contaré.

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  3. Estupenda entrada Ramón. Espero que estés mejor de tu lesión.
    Un abrazo.
    Javi

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    1. Gracias Javi!
      Afortunadamente esta semana ya he salido a correr con normalidad. Hace días que no coincidimos en el pueblo. Espero que te vaya todo bien. Un abrazo.

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  4. Ramón hay un par de libros que igual "te dejo que me prestes", a cambio te pasaré alguna revista de running para que la teoría la lleves de sobresaliente el día 29.

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  5. Vale Pedro. Eso está hecho. Hablamos.

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  6. Gracias por esta entrada y las recomendaciones.

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    1. Gracias a ti Javier,
      Y si te decides por alguna de las propuestas, ya me contarás.
      Un saludo

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