jueves, 19 de marzo de 2020

Tenemos que hablar

Posiblemente la frase más temible con la que una pareja  puede empezar una conversación. Y más si el que suelta la frase ha propuesto sentarse antes. Y mucho más aun si el que recibe el mensaje no sabe de donde le vienen los tiros, que suele ser lo normal. Es sabido que el efecto sorpresa suele acompañar a cualquier cataclismo que se precie, como el que nos ha caído encima estos días.  Pero no os asustéis, no es de problemas de pareja de lo que quería hablaros hoy, aunque me da que este periodo de convivencia intensiva propiciará  más de un positivo, por usar la terminología desgraciadamente tan de moda en estos momentos. Ya no sé ni de qué quería hablar. Ah sí. De que tenemos que hablar más. Especialmente ahora.

Debe de ser cosa de la naturaleza humana que cuando algo que antes era costoso pasa a ser gratis nos deja automáticamente de interesar. O quizá es que dejan gratis las cosas que saben que van a dejar de interesar a la gente. Quién sabe. Pero centrémonos un poco. ¿Cuantas llamadas hacéis desde el fijo de casa a familiares o amigos desde que son ilimitadas? Cuando vivía mi madre hablábamos todos los días. Desde que me quedé huérfano aun tengo muchas veces el impulso de coger el teléfono y llamarla para comentar cualquier novedad o simplemente  preguntar qué tal van las cosas. En la situación actual, si viviera, seguro que todos los días hablaríamos un buen rato. Desde que empezó todo esto siento ese impulso más a menudo. Y aunque tengo la agenda del móvil repleta de contactos ya casi no llamo a nadie y casi nadie me llama. Me refiero a llamadas importantes. Las que se hacen sin ningún motivo. Solo por estar un rato con alguien que te importa. 

Aunque parezca actual, esta foto la tomé en febrero de 2019. La luz era perfecta.

En realidad tengo unos cuantos amigos a los que podría llamar y de hecho hay alguno con el que hablo más de una vez a la semana. Pero, por qué no nos llamamos más. Claro. Cuando cogemos el móvil, si es que en algún momento lo hemos soltado, cosa rara, tenemos demasiados wasaps que atender o twits que revisar. El correo de la empresa. El particular. El Facebook. El Instagram. Youtube, Netflix,... bueno, lo de las series me lo reservo para otro día. Total que, cómo voy a perder el tiempo hablando con alguien por teléfono -qué cosa más antigua- teniendo todas estas excitantes formas de comunicación en la palma de mi mano. Por qué llamar a alguien para felicitarle por su cumpleaños -seguro que lo pillas en mal momento y lo molestas- si puedes enviarle un wasap. Y además, como te has enterado por alguien que ha felicitado primero en el grupo que compartís - uno no suele estar al tanto de estos detalles- pues envías el mensaje allí mismo y así te unes a la orgía de  confeti, tartas, besos, corazones palpitantes y hasta fuegos artificiales. Es tan bonito. Pues bueno, esto mismo mas o menos sucede con el resto de redes sociales que hay que atender también, claro. Y cuando te has puesto al día en todas tienes que volver a empezar por la primera. Seguro que hay montones de fotos, mensajes, memes o videos superinteresantes que ver y, por supuesto, reenviar -no vaya a ser que alguien se los pierda-. Ah. Estas tecnologías facilitan tanto la comunicación. Me derrito. 

Afortunadamente todavía hay algún amigo, y no siempre de primera línea, que llama para tu cumpleaños. O para Navidad. O incluso un día cualquiera. Y en esos momentos se aplaca al menos por un rato ese vacío, ese que me provoca ese impulso del que hablaba.

Debo de ser un bicho raro. Pero a lo tonto ya hace 6 años de 10 cosas que no soporto del facebook y Por qué me he quitado del facebook,  dos de mis post más leídos donde explicaba en detalle las causas de mi desapego por esa red, que vienen a ser las mismas por las que me estoy hartando del wasap, a pesar de lo útil que es en ocasiones. En Twitter y en Instagram apenas llegué a meterme hace años y las dejé. Por eso no voy a insistir más aquí sobre el asunto. Solo diré una cosa para acabar -parafraseando a la mismísima Lola Flores-:
Si me queréis... llamadme. 
Tenemos que hablar.

11 comentarios:

  1. Muy bueno Ramón, me ha gustado, especialmente la última frase "Si me queréis... llamadme. "

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    1. Gracias Antonio. No había reconocido tu usuario. Hablamos pronto!

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  3. Una reflexión muy interesante, Ramón.De las que hacen pensar...

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  4. Prefiero una buena epístola o un imaginativo telegrama. El teléfono es un invento muy moderno.

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    1. Jeje. Eres un clásico Pascual. Lo de la carta manuscrita... es otro nivel. Hace tanto que no recibo una de esas que...

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