El sábado, siguiendo los consejos de revistas y blogs especializados, a parte de mi excursión en tranvía, de la que hablé en mi anterior post, me lo pasé casi en su totalidad tirado por los sofás de casa. Eso sí, no descuidé la recarga de hidratos de carbono y sales minerales a base de arroz con tomate y sopa de pasta maravilla. Hay partes de la preparación para una carrera que me tomo muy en serio.
Tras un día tan intenso, el domingo me levanté a las 6:45 y para recuperar energías, siguiendo con el plan previsto, me desayuné un plato sopero de cornflakes con leche y colacao. Pletórico, llevé a mi hijo pequeño en coche hasta la Romareda, desde donde salía de excursión hacia los ibones de Anayet. Un sitio espectacular. Volví a casa con el tiempo justo para ponerme de corto y lanzarme a la calle otra vez. Había una especie de niebla y la temperatura era bastante fresca, así que, me tuve que coger una chaquetilla y una mochila en contra de mi idea inicial de ir a cuerpo. Haciendo uso de mi tarjeta ciudadana, me hice con una bici y pedaleé a buen ritmo hasta el puente de Santiago, donde la aparqué.

Con las piernas al aire y en bici pasé algo de frío, la verdad, así que enfilé hacia la calle Alfonso a paso ligero (tampoco era cuestión de echarse a correr antes de hora, ya tendría tiempo de calentar en la propia carrera) y llegué a la Plaza de España a eso de las 9h. El ambiente en todo Independencia era excelente. Cientos de corredores trotando, estirando, o agazapados al calorcillo de un rayo de sol. Me fui en busca de la zona de vestuarios y dejé la mochila con la chaqueta dentro. Todo estaba perfectamente organizado.
De vuelta a Independencia deambulé un rato por allí hasta que me encontré a Manu y Nacho de Barbastro. Un par de tíos estupendos. Como hice pegado a ellos mi primera y única media hasta la fecha (la del Somontano), a parte de la San Silvestre, también de Barbastro, no dudé en emprender la carrera a su lado. Por allí estaba también Javi y unos cuantos barbastrenses mas con los que nos hicimos unas fotos de grupo:
Por si las moscas, hice un último pis-stop, como dice el amigo Chema, en las cabinas colocadas a tal fin. Eran las 9:27.
Escasamente tuve tiempo de colocarme junto a Nacho y Manuel y de poner en marcha mi Garmin cuando se dio las salida. Como estábamos casi al final de todo tardamos minuto y medio en pisar la moqueta y oir el pitido de nuestro chip. Hasta que empezamos a bajar por Constitución íbamos bastante lentos intentando no tropezar con el personal. Las condiciones para correr eran perfectas: temperatura fresquita, nada de viento y gran parte de recorrido a la sombra de árboles o edificios. Y encima público animando todo el recorrido. Creo que nunca me había sentido tan a gusto corriendo.
Además mi plan intensivo de descanso y alimentación estaba dando sus frutos. Me sentía de maravilla. A los dos o tres km, al ver que Manu y Nacho no iban tan ligeros y no sin cierto remordimiento, los dejé atrás y me lancé a la caza del globo de 1:55 que se veía a lo lejos. Iba como un loco. Mi Garmin marcaba ritmos entre 4:40 y 5:10. Por suerte me había olvidado de ponerme el pulsómetro. Ojos que no ven, corazón que no explota. Me hubiera acojonado ver la patata rondando las 180 rpm. Pero como me encontraba bien, pues a tirar pa' lante. En alguna de las revueltas vi a Ignacio por delante del globo de 1:45. Pensé que si hubiera salido a su lado podría estar en esa posición con el ritmo que llevaba. Pero bueno, yo a lo mío que era adelantar gente. Así pasé al globo de 1:55 y me puse a perseguir al de 1:50 que ya se había alejado bastante. Lo alcancé allá por el km 12 o algo así. No se si mi Garmin se despistaba con lo edificios o que, pero aunque marcaba en torno a 5:00 de ritmo, me costó un montón dejarlo atrás. Cuando llegué a los últimos 3km empecé a acusar un poco el esfuerzo, pero aun me reanimé y esprinté en los últimos 200m al ver a Mº José y Alberto animándome desde las vallas.
Fue un subidón atravesar la meta viendo los dígitos en 1:49:38. Una mejora de 5 minutos respecto de la media del Somontano. Éxito total. Y mas habiendo salido tan atrás.
Globo de 1:45. Ten mucho cuidado.Voy a por ti.
Pd.
Para rematar la faena, mi mujer, mi hijo mayor y yo, nos dimos un homenaje en vida en "El Calamar Bravo", cumbre gastronómica del tapeo zaragozano, que digo zaragozano, ¡mundial!, que todo ser humano debería visitar al menos una vez en la vida.