miércoles, 17 de agosto de 2011

De Serraduy a la Puebla de Roda pasando por el Chordal

Hace meses que mi amigo José Luís me animaba a que lo acompañara en alguna de sus marchas senderistas por el prepirineo, aprovechando que se había acondicionado un campamento base, muy cuco por cierto, en Serraduy. 
Este puente del 15 de agosto, como había luna llena, me propuso realizar una marcha nocturna. A pesar de que mi experiencia en montaña se  limitaba a alguna esporádica excursióncilla y del respeto que me daba eso de caminar de noche por el monte, confiaba plenamente en Jose Luis y en mi  "aceptable" estado de forma fruto de mi reciente afición por esto de correr.

El caso es que me presenté en su casa el domingo por la tarde con la idea de emprender la marcha a eso de medianoche, después de cenar y de ver el partido de la supercopa. Pero la luna no aparecía. Había espesos nubarrones y caían gotas. Tampoco era cuestión de correr riesgos innecesarios. Así que pospusimos la marcha para el día siguiente poniendo el despertador a las 5 de la mañana.

Pip Pip Pip. Tras unas 4 horas de sueño nos tomamos un café y un sandwich y acabamos de preparar las mochilas: Bebidas isotónicas, barritas energéticas, chubasqueros, calcetines de recambio, etc. He de decir que el 80% de la equipación y el 100% del avituallamiento corrieron a cargo de mi amigo. Yo (que atrevida es la ignorancia) me había presentado prácticamente con las manos en los bolsillos. Lo único de lo que estaba seguro el día anterior era de que tenía en Barbastro unas botas de montaña seminuevas y que eran mi mejor y única equipación de montaña. Solo que cuando abrí la caja descubrí atónito que estaba vacía y ya era demasiado tarde para echarme atrás. Contrariado tuve que ponerme mis viejas Mizuno, estupendas zapatillas para correr pero  poco adecuadas para andar por pedregales. En fin.

A las 7 de la mañana habíamos superado la parte mas exigente de la ascensión, que hicimos con la ayuda de frontales led. Nunca los había usado y me parecieron un invento estupendo. 

Sobre las 8:30 coronamos el alto del Chordal, de 1550m, al que se accede por una pista forestal bastante cómoda. Hay varias antenas de telefonía y demás que afean algo el paisaje pero que dan cobertura a una extensa zona de la Ribagorza.


Desde ese enclave hay unas excelentes vistas del Turbón.

El descenso hasta el pueblecito de Merli  se hace por pista en buen estado. Allí se encuentra este imponente menhir que los expertos han datado entre 5000 y 7000 años de antigüedad

Desde Merli a La puebla de Roda  bajamos por el "sendero" PR HU 48. Esto fue la peor parte del recorrido, pues consistía básicamente en una concatenación de barranqueras y pedregales con fuertes pendientes que destrozaban literalmente los pies. Mal diseñado, o mal mantenido, o ambas cosas.

 Tras 7 horas de caminata llegamos a Serraduy. La vista del pueblo desde los cortados del río es impresionante.
Hecho polvo pero feliz después de 27 km por esos andurriales. Nótese mi equipación técnica: Camiseta a modo de gorra, tejanos de alto gramaje y mis zapatillas de running. El palo, gentileza de José Luís, era lo mas montañero que llevaba. Bueno, y la mochila que me compré hace años en  Decathlon.

En fin. Un estupendo día de montaña que culminó con una suculenta comida que nos preparó Mar, la mujer de JL, con la ayuda de su simpática hijita.
Lo de la siesta que cayó después, para que os voy a contar...

Si a alguien le interesa puede ver aquí los detalles del recorrido recogidos por mi Garmin, que por cierto se portó de maravilla y aguantó mas de 7 horas sin desfallecer.

4 comentarios:

  1. La camiseta a modo de gorra es algo que da categoría así que te voy a seguir atentamente desde La Elipa. Con tu permiso.

    Saludos

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  2. Gracias Jaal. Y bienvenido. Le he echado un vistazo a tu blog y me ha gustado. Te sigo también.

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  3. Impresionante los detalles del Garmin, aunque lo mejor sea la narración. El pasado fin de semana estuve por esas tierras y pude disfrutar de algo parecido.

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  4. Hombre Julio, me alegra verte por aquí. Gracias por apreciar mi prosa,-)

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